Seis frascos de diferentes colores se ofertan ante el mostrador. El consumidor paga por introducir ambas fosas nasales en los alargados tubos de plástico y así poder respirar un oxigeno cargado de olores. Todos sabíamos que el mundo esta lleno de vendedores de humo, lo que extraña es que no falten compradores.
Fuente: Diario el Mundo.
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